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El ritmo de cargar: investigaciones de espacio y cuerpo

Reseña

El ritmo de cargar: investigaciones de espacio y cuerpo

por Regina Diaz

Pieza III en Vernacular

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Tiempo de lectura

6 min

Camila Arroyo, Renata Pereira Lima y Ana G. Zambrano forman, por momentos, Pieza III, una triada que cuestiona, tanto de manera individual como colectiva, lo que es la coreografía, sus fronteras y posibilidades. Todo ha sido un hacer azaroso y fortuito, dice Ana, aunque no por ello, sin intención. Más bien, el proceso asemeja a una tirada de tarot: los deseos y preguntas están presentes con su sinfín de potenciales, pero hace falta una proclamación en tiempo y espacio.

La investigación de Pieza III comenzó en el año 2019, durante la exposición Sobre las Convenciones del Dibujo de Andrés Hessinger, en la cual intervinieron una serie de esculturas creadas por el artista. Sin embargo, se han distanciado de ese primer encuentro: al mismo tiempo que los lazos entre ellas adquieren nuevos significados, las características de las esculturas cambian. Las distintas experiencias del proceso y las arquitecturas específicas de cada espacio en el que se presentan provocan variaciones en las características de las estructuras con las que crean la coreografía. Ahora, exploran con tres cajas grises, mucho más angostas y significativamente más pesadas que las versiones anteriores. El arrastre, daño y desgaste que viven tanto los cuerpos como las esculturas han derivado en nuevas formas.

Vernacular Institute, fundado en el 2014, recibió al proyecto de Alia Farid, At the time of Ebb, y, recientemente, inauguró Songs We Carry de la artista taiwanesa Charwei Tsai, en colaboración con el cineasta tibetano Tsering Tashi Gyalthang. Durante la semana del arte 2021, Jo Ying Peng, curadora del espacio, invitó a esta triada a proclamarse en un nuevo espacio.

Camila Arroyo, Renata Pereira Lima y Ana G. Zambrano, Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas
Camila Arroyo, Renata Pereira Lima y Ana G. Zambrano, Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas

La pieza inicia en la planta baja de una casa con puertas y ventanas color verde olivo, en Santa María la Ribera. Todavía hay luz de día, tres figuras de madera gris están repartidas en un pequeño patio delimitado con plantas. Los visitantes se arrinconan donde pueden: en el suelo, en las escaleras y en el balcón del segundo piso. De pronto, sin hacer mucho alboroto, las artistas aparecen en el espacio y entran dentro de las tres esculturas que, por el momento, permanecen inertes. Encerradas en la oscuridad del interior e incomunicadas por las conversaciones de los visitantes que las rodean, su noción del tiempo se deshace. Diría que todos sentimos cierta ansiedad al imaginar estar en un espacio tan restringido, por un instante las cajas parecen ataúdes con cuerpos vivos dentro.

Dada la efervescencia de la semana del arte, la triada tuvo que imponer silencio. A través de hacer resonar a las piezas, nos recordaron su presencia, se comunicaron entre ellas y comenzaron a orquestar el encuentro. El sonido le dio pauta al movimiento y el cuerpo respondió haciendo ruido. Brazos cansados dejan ir las esculturas, que chocan contra el piso, retumbando. El peso que cargan en las piernas se traduce en murmuros entre escalón y escalón, el gentil impacto entre palma de la mano y madera se vuelve un marcapasos.

En su transitar, la triada manipula a las cajas, a sus cuerpos y a la audiencia. Pieza III consiste en una investigación antropométrica –del cuerpo– que profundiza sobre la coreografía expandida a partir de un contexto específico. Es decir, la coreografía se filtra animando y retando a las tres cargas, al espacio y a todos los presentes. Ellas suben, bajan, tambalean y empalman las cajas sobre su piel y la arquitectura de la casa. Con la ayuda del piso, de los barandales y de las paredes, generan un ritmo al raspar y chocar la materia. El ritmo facilita un diálogo entre los visitantes, el espacio y ellas. El transcurso de la noche dejó en evidencia nuestra interdependencia: la audiencia, las plantas y Scorpio –la gata de Jo Ying Peng – también hicieron coreografía, gestaron movimientos formulando espacios para el paso de la triada.

Camila Arroyo en Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas
Camila Arroyo en Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas

Jugar con estas columnas de madera es un guiño retador que por más simple que parezca conlleva un tremendo esfuerzo. Los movimientos de la coreografía son pausados y pesados: hay conciencia de cada paso. Este acto invita a preguntar: “¿Qué pasaría si el desgaste hablara?, ¿si los moretones y raspones se reconocieran públicamente?”. Tal vez, si hablara, o si escucharamos, la investigación coreográfica sería mejor valorada y construiríamos infraestructuras más justas.

Para la velada, diseñaron un laberinto efímero que inició en la oscuridad del interior de los rectángulos y continuó ocupando los distintos recovecos del instituto. Encuentros como este exploran el potencial del sonido, lo lúdico y los cuerpos: estos estallidos también rompen con el legado estático y esteril de la escultura minimalista al alterar las dinámicas alrededor de las esculturas. En Pieza III, el cuerpo se impone ante la estructura y causa una confrontación, en la coreografía se observa el riesgo y la confianza de los pasos compartidos que iteran esporádicamente entre la sumisión, la resistencia y la colaboración.

Renata Pereira Lima en Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas
Renata Pereira Lima en Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas

Las estructuras son carga y refugio. Apretados en uno de los cuartos del segundo piso, observamos como la triada crea una pausa vertiginosa durante la cual entra, una por una, a la oscuridad de la misma caja. Así, de manera sigilosa y cuidadosa, la carga se transforma en un búnker cuya fortaleza depende de la armonía entre sus cuerpos. Ellas nos demuestran la capacidad de asimilación y transmutación entre cuerpo y estructura. Moldean espacios vulnerables, reparten el peso y, con sus cuerpos, contienen los riesgos.

En retrospectiva, pensando en las estructuras que habitamos todos los días –casa, transporte, espacio público y más– Pieza III explora reconocer al concreto y a lo verde como prótesis de nuestros cuerpos individuales y colectivos o, a la inversa, nosotros como prótesis de estos. Evidentemente este reconocimiento no es sencillo. De un momento a otro seríamos mucho más pesados, pero no se trata de simplificar, pulir o ganar. Se trata de encarar situaciones de movimiento a las cuales nos sometemos por decisiones en común. De elegir cajas más angostas y más pesadas conforme encontramos el apoyo entre nosotras. De subirlas por las escaleras arrastrando los pies ya empolvados y, también, de soltarlas cuando nuestro cuerpo ya no aguanta. De encontrar la fuerza para levantarlas de nuevo al observar que la otra ya la sostiene de nuevo en su espalda. Se trata de habitar la resistencia.

— Regina Diaz

Ana G. Zambrano, Camila Arroyo y Renata Pereira Lima, Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas
Ana G. Zambrano, Camila Arroyo y Renata Pereira Lima, Pieza III, Vernacular Institute, mayo 2021. Foto: Luis Antonio Rojas

Camila Arroyo es coreógrafa, performer y directora de movimiento. Su trabajo busca expandir las concepciones de lo coreográfico a partir de investigaciones corporales, teóricas y de video, que están siempre atravesadas por un lente comunal, colaborativo e interdisciplinar. www.camila-arroyo.com

Renata Pereira Lima es una coreógrafa cubana-brasileña cuya práctica explora el cuerpo como un recipiente de fenómenos reaccionarios que pueden ser archivados, a través de actuaciones y gestos de danza, investigaciones in-situ, performance y video-making. www.renatapereiralima.com

Ana G. Zambrano desarrolla su práctica en el campo del arte vivo como coreógrafa, bailarina y docente, donde la improvisación es la línea transversal de una investigación expandida. Explora medios como la performance, el video y la educación pensándolos como territorios amables para la hibridación de lenguajes.

Publicado el 22 may 2021