↓
 ↓
Rodolfo Díaz Cervantes

Rodolfo Díaz Cervantes

Playlist

Exposición

-> 17 nov 2022 – 25 feb 2023

Saenger Galería

hoy abierto 11:00AM 7:00PM

Saenger Galería presenta Playlist, una exposición del artista Rodolfo Díaz Cervantes.

Playlist de Rodolfo Díaz. una invitación al juego

Hay exposiciones que nos invitan a ver cada una de las obras que las componen. Otras que piden ser vistas como un conjunto, han sido pensadas como una unidad, creadas para un espacio. Aunque están compuestas por muchas obras, la verdadera creación es solo una: la propia exposición.

Playlist de Rodolfo Díaz, en Saenger Galería, es de las primeras.

Cada una de las partes puede ser apreciada por sí misma, sin duda, pero la obra es el conjunto. En este sentido es una obra efímera. Las piezas que la constituyen brillarán después con luz propia, ahora toca valorarlas por la relación que establecen entre sí y con su entorno. Como una obra musical: Por sus temas, ecos y contrapuntos; por los contrastes, timbres y acentos.

Como toda obra musical, nos obliga a revalorar el silencio o el ruido del antes o el después.

Es una propuesta para intervenir en un espacio que no es solo una de las salas de una galería singular y arriesgada, sino también, secretamente, en un barrio centenario de la ciudad de México que ha quedado atrapado en las contradicciones y tensiones de un siglo. Lo que fueron mansiones con jardines hace un siglo, hoy son ruinas o comercios, incluso sexuales. Lo que fueron vecindades hoy son multifamiliares cercados por una autopista urbana.

¿Qué acontecerá en el futuro? Esa es la pregunta que Rodolfo Díaz nos propone sin caer en obviedades, tan disimuladamente que el público de mirada rápida probablemente no lo perciba. Se trata de un relato suspendido que invita a eso, a suspender los relatos y deambular. A crear el propio al caminar en la sala y asomarse a las ventanas.

Quien no quiera verlo, quien pretenda ceñir el sentido de la exposición solamente a lo que está dentro, se privará de comprender la dimensión más inquietante e interesante de la obra de Díaz. Su invitación al juego.

La parte clara es mostrar objetos que son formas, trazos que son pequeñas gestas. Un círculo es la huella de una esfera. Una línea es una sucesión de círculos. A veces están suspendidos y otras penden. ¿Cuál es primero, el círculo o la esfera? ¿Cuál es la unidad, la cadena o cada uno de los eslabones?

En Playlist todo anuncia que es en potencia algo diferente. Lo que yace podrá volar y quedar suspendido. Lo que rueda, podrá pender. Círculos, que conjugados en tres dimensiones son esferas y proyectados se convierten en líneas o cadenas que penden o pueden flotar. Esculturas que el público pisa y por tanto (re)crea. Lo que está atrapado en doble dimensión podrá acceder a una tercera. Y lo que retoza en la tercera, podrá refugiarse nuevamente en la lisura de una superficie plana. Ninguna es más o menos valiosa. Todas son posibles. Meras transiciones.

En el centro de la sala, hay tres piezas que son el corazón de la exposición: una canasta de huevos, una escultura de concreto en la que se ve la descomposición de las huellas de huevos y, justo enfrente, en la pared, una mariposa en cuyas alas también figuran semicírculos. Una falena adherida a la pared, es decir emprendiendo el vuelo hacia donde es imposible volar. Esa mariposa negra condensa la propuesta. Abrir un boquete en los muros y, sobre todo, en la mente. El juego es ese, descubrir que en todo lo inerte hay vida latente. La mirada la despierta pero es el cuerpo que transita el que lo siente.

Resulta imposible no sentir el frío esencial en prácticamente todos los materiales elegidos por el artista. Justo por ello su poder subversivo se multiplica. Dicen más por estar callados, atados a la abstracción.

A través de las ventanas podemos ver las ruinas de mansiones construidas con adobe y de jardines, que se han transformado en una jungla de concreto, acero y plástico. Salvo los pájaros, todos los seres vivos que la cruzan arriesgan la vida. Eso se siente en la calle. Eso se percibe a través de las ventanas que Rodolfo no escondió de manera deliberada.

Sus piezas, de metal, plástico o cemento entablan un discreto diálogo con el entorno. Resonancia matérica y contrapunto entre el cuidado de la factura y el descuido que priva en el exterior. Repito, es sutil. La finura en la concepción y ejecución de las obras del artista podría hacer suponer que él busca apartarse. Pero si el público acepta el desafío evidente pero no obvio de mirar por la ventana, y presenciar el diálogo entre lo que acontece afuera y lo que está a punto de acontecer en la sala la exposición alcanza una dimensión brutal. Justo por no gritar nada. Por dar aparentemente la espalda a lo anecdótico dialoga con el día a día. Invita jugar a volar y atravesar los muros. A habitar la posibilidad.

— Daniel Goldin

Foto por Enrique Macías Martínez