Casa Equis presenta la exposición individual Rural de Gilda Medina bajo la curaduría de Víctor Esquivel.

El paisaje, el silencio y el color son elementos fundamentales en la creación de imágenes de la pintora Gilda Medina Félix nacida en Nextlalpan en el Estado de México. El constante trayecto entre los espacios urbanos y rurales que la artista habita terminaron por permear profundamente en su obra, propiciando que la observación a la distancia y al tiempo a normal se convirtieran en mecanismos conceptuales determinantes en lo formal y lo poético de sus pinturas. Las caminatas contemplativas, la soledad y la nostalgia son esenciales para comprender los cielos infinitos y la presencia del polvo y la tierra en el horizonte de sus composiciones ¿Acaso podemos sostener tanto tiempo la mirada hacia ese abandonado nopal? Las atmósferas iridiscentes y saturadas son exploraciones que sugieren vitalidad. Su lenguaje eleva el silencio y lo abre a la escucha, nos permite ver la naturaleza que enmudece, incluso nos entristece. En cuanto al color es importante entender la crianza de Gilda alimentada con las tonalidades provenientes de una pantalla y la influencia del color digital, matices de luz que trasladará más tarde al óleo e incluso a los soportes de la obra. Los pirules, los nopales y las biznagas sirven de signos indispensables de una naturaleza en movimiento y conflicto. La construcción de la narrativa de Gilda se sirve de la crisis y tensión de la lejanía y la cercanía y es justamente lo que infunde vida a su obra, lo que la hace triste y esperanzadora al mismo tiempo.

— Víctor Esquivel